El 23 de abril se celebra el Día Mundial del Idioma Español, en honor al escritor Miguel de Cervantes Saavedra, quien murió el 23 de abril del año 1616 y cuya novela "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha" está considerada la obra cumbre de la lengua española. En esa misma fecha recordamos otras grandes casualidades históricos - liletarias el de William Shakespeare,
padre de la lengua inglesa y del Inca Garcilaso de la Vega, representante de las
letras hispanoamericanas.
No hay otra razón. Hoy rendimos honor a la lengua
materna, introducida en Cuba cuando los españoles colonizaron América y
trajeron consigo el látigo y las lágrimas. Pero junto a ellos, nuestro idioma,
tesoro inapreciable para la comunicación entre todas las personas que hablen
español independientemente del país.
La lengua española es una
de las tres más habladas en el mundo y su práctica se ha extendido en casi
todos los continentes. Actualmente, más de 495 millones de personas hablan
el español, que tiene su punto de partida en el latín vulgar que se propagó en
España a finales del siglo III d. C. Es el idioma que más se estudia en países
no hispanohablantes de América, Europa y Asia.
El correcto uso del idioma
Español hace que nos comprendernos mejor, por la enorme riqueza cultural que
supone una lengua en la cual nos expresamos a diario 500 millones de personas
en más de una veintena de países. Sin embargo… Me pregunto, ¿hacia dónde van
las palabras de ricos significados que desaparecen a diario por la sencilla
razón de que algunos hablantes las empobrecen o las mal utilizan en la
comunicación?
Son cuantiosas las
personas que estropean el idioma utilizando frases chabacanas y sin sentido,
elementos claros de falta de cultura. Y esto ocurre al parecer, por que no se
percatan de que un idioma malmirado y en franca retirada, dará lugar a una
indiscutible pérdida de la identidad.
No
todo neologismo se promete “bueno”, y algunos, lejos de alcanzar comunión en la
lengua, ocasionan distancia e incomprensión entre hablantes, vacíos de
comunicación contra los que se ha luchado por mucho tiempo. Esto, es importante
reconocerlo.
Es momento de “atender cuidadosamente las
modificaciones que cada generación trae consigo y hace evolucionar”, expresó Roberto Fernández Retamar, y eso no
será obligación solo de “esa pequeña parte de la lengua que es la Academia”, sino de todo
el que hace del idioma un reflejo de su propio espíritu, una ofrenda a los
demás.
La celebración del Día del idioma debe ser incentivo para motivar,
estimular un mejor empleo de nuestra lengua por cada hablante y enriquecer su
vocabulario a partir de consolidar hábitos de lectura. Así nadie queda exento
de esta responsabilidad, pues resulta un imperativo defender nuestra lengua
materna y contribuir al cuidado de que cada palabra se pronuncie perfecta y
necesaria.