Miguel Bertrán, al centro,a su izquierda, Ángel Luis Barreda, y a la derecha, Raúl Delgado (de uniforme).
El 26 de julio de 1953, mientras los jóvenes revolucionarios que encabezados por Fidel, asaltaron los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, en Guantánamo, un grupo de jóvenes liderados por el campesino Miguel Bertrán Bertrán, estaban listos para atacar la jefatura del Escuadrón 16 de la Guardia Rural en esta ciudad, ocupar los pertrechos y alzarse en el macizo montañoso Sagua Baracoa. Se dirigían hacia Sierra Canasta, recinto conocido como Retiro de Camarones.
Aunque dispuestos a entregar sus vidas para cambiar el régimen de explotación imperante en Cuba, los revolucionarios, carecían de un programa de lucha, sin embargo, mantenían estrechos vínculos con dirigentes estudiantiles de la talla de Serafín Soto Caballero y con luchadores ferroviarios como Julio Camacho Aguilera.
Miguel y sus combatientes son sorprendidos con los asaltos al Moncada y al Carlos Manuel de Céspedes, en la madrugada del 26 de julio de 1953, y al ver las medidas de urgencia adoptadas por la Guardia Rural en Guantánamo, creen que han sido descubiertos y rápidamente toman la decisión de alzarse en la Sierra Canasta, en un punto conocido como Retiro de Camarones.
El 27 de julio de 1953, a través de la radio, Bertrán conoce lo que realmente había ocurrido y decide sumarse al grupo de los sobrevivientes del asalto al Moncada en las estribaciones de la Gran Piedra, para ello, baja a la ciudad con la finalidad de reforzar a la veintena de alzados que estaban reunidos con él.
En medio de esas actividades, el valeroso revolucionario fue detenido por la policía batistiana y Julio Camacho Aguilera le sirve de puente al comunicarlo al soldado Ángel Luís Barrera Ricardo, quien más tarde se incorporaría al Movimiento 26 de julio y era amigo personal de Bertrán, le comunica la noticia a sus familiares.
Con el jefe del grupo detenido, sus incondicionales compañeros esconden las armas y retornan a su vida normal, debido a que las autoridades desconocían de sus actividades, así se frustraba el intento de apoyar a los combatientes del Moncada. Luego la inmensa mayoría de ellos, se incorpora al Ejército Rebelde y contribuyen de esta manera a la derrota de la dictadura de Fulgencio Batista.
A partir de aquellos días se hizo más orgánica la labor, ya clandestina, de los distintos grupos que tenían un propósito común. Muchos de ellos se integrarían al Ejército Rebelde. Por esta movilización revolucionaria armada en solidaridad con los hechos del 26 de Julio, Guantánamo está también estrechamente vinculado a Santiago de Cuba.
El alzamiento en Sierra de Canasta, más que un mito, es una realidad histórica que nos llena de sano orgullo como cubanos. Demostró que en Guantánamo hubo temprana comprensión en reconocer la vía de la lucha armada como única solución posible, en las condiciones históricas concretas de Cuba, para el logro de los objetivos de liberación nacional y social que demandaba el país.
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