Fernando González Llort, quien cumplió injusta condena en Estados Unidos, durante su recorrido por centros de trabajo, estudio, producción de la provincia de Guantánamo, visitó Zoológico de Piedras, único de su tipo en el mundo y ubicado a 24 km, de la ciudad de Guantánamo en la finca San Lorenzo y allí quedó atrapado entre la belleza de su entorno.
Entre las lomas y las piedras, Fernando conoció la historia de este Zoológico a través de Angel Iñigo, hijo, quien tuvo el privilegio de secundar a su padre, primero como ayudante y luego como continuador, con nuevos matices e ideas, del proyecto artístico, que ya cuenta con casi 500 figuras en este recinto.
Rodeado de árboles frutales y maderables que se mezclan con el cafeto, el cedro, la mandarina, el zapote, limón dulce, mangos, naranja... Fernando estaba acompañado además por elefantes, serpientes, ratas, pavorreales, perros de caza, aves de corral, lagartijas, rinocerontes, leones, monos…, y otros animales, protagonistas de este Zoológico que a diferencia de los demás, no emiten sonidos propios.
Para llegar hasta la parte más alta del lugar el antiterrorista cubano tuvo que recorrer 324
escalones y 245 al regreso, pero estoy segura que lo hizo con inmenso placer por la belleza de su trabajo escultórico, el clima y la vegetación del lugar. Por esta razón, el Zoológico de Piedras de Guantánamo, fue declarado “Patrimonio de la Cultura Nacional”
el 26 de junio de 1985.
En las jornadas anteriores, Fernando
sostuvo un encuentro con estudiantes, profesores y trabajadores de la
Universidad de Guantánamo. También fue a Caimanera, el municipio más pequeño del país
que posee una extensión de 360,58 Km2 (incluyendo el área de 117,6 kilómetros cuadrados del territorio nacional de Cuba, ocupados por una Base Naval Norteamericana).
A su paso por la primera trinchera antimperialista de Cuba Fernando visitó el Hotel y compartió con los trabajadores de la Unidad Empresarial de Base Salinera
Guantánamo y recibió La Fama, símbolo de la ciudad del Guaso.
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